miércoles, 28 de marzo de 2007

Doy (poca) fe...

No existe mayor abrevadero para la capacidad de inventiva o el reptar de la imaginación que la habilidad del lenguaje desarrollándose sin propósito, como un árbol afectado de locura tras recibir la voz de un dios en el viento.
Los fanáticos de la verdad pueden estar contentos en su sueño de poda ridícula. Los mentirosos heredan un rumor que cura; aquellos, una ceniza que no entienden ni disfrutan.